Como muchas mamas, me pongo un poco nostálgica
limpiando los contenedores de juguetes y los estantes. Probablemente estoy tan
apegada a los juguetes viejos de mis niños como ellos.
No es que no me hayan enfadado con el paso de los
años. Cualquier padre puede relacionarse con los horribles empaques; las
instrucciones en jeroglíficos; las piezas faltantes; y como no las tres horas
de fila para la primicia de un juguete nuevo.
No importa cuántas piezas haya perdido gracias a la
aspiradora, estas piezas de juguetes de mis niños, siempre tendrán un lugar
especial en mi corazón. Aun así, soy gran creyente de pasar los juguetes en
buena condición a otros niños para que los sigan disfrutando. Al darme cuenta
que ya no son recordados, los envío de vuelta al mundo donándolos a la caridad
o dándoselos a algún amigo con niños más pequeños.