martes, 30 de junio de 2015

Alimentando la imaginación de los niños: Súper Palomitas con Caramelo que no Fallan


Como muchas mamas, me pongo un poco nostálgica limpiando los contenedores de juguetes y los estantes. Probablemente estoy tan apegada a los juguetes viejos de mis niños como ellos.

No es que no me hayan enfadado con el paso de los años. Cualquier padre puede relacionarse con los horribles empaques; las instrucciones en jeroglíficos; las piezas faltantes; y como no las tres horas de fila para la primicia de un juguete nuevo.

No importa cuántas piezas haya perdido gracias a la aspiradora, estas piezas de juguetes de mis niños, siempre tendrán un lugar especial en mi corazón. Aun así, soy gran creyente de pasar los juguetes en buena condición a otros niños para que los sigan disfrutando. Al darme cuenta que ya no son recordados, los envío de vuelta al mundo donándolos a la caridad o dándoselos a algún amigo con niños más pequeños.


Hay pocas cosas de las cuales no puedo ni podre separarme nunca: el elaborado tren de madera azul, basado en una caricatura que les fascinaba; y un set de cubos de madera de preescolar que eran míos cuando era niña. No es que estos juguetes sean particularmente caros (aunque me podría haber comprado una locomotora de verdad con la cantidad de dinero perdido por la obsesión de mis hijos en ese set de madera) o que piense que mis hijos los volverán a usar algún día. Es solo que son parte de nuestra historia y no puedo deshacerme de ellos aún, incluso a medida que se sustituyen por juguetes más nuevos, juegos de mesa complicados, y por supuesto, electrónicos.

Durante mí más reciente purga de juguetes hice un grandioso re-descubrimiento… una vieja y clásica que nunca se le ha negado la bienvenida a casa: tiza. Probablemente estamos por el décimo conjunto de tiza; La remplazo una y otra vez sin pensarlo demasiado. No sé si técnicamente sea un juguete o un utensilio para hacer arte, pero la tiza ha traído muchas horas de diversión y felicidad a la vida de mis hijos y no muestra indicios de querer irse.

Cuando eran pequeños, mis niños no superaban la novedad de que podían garabatear la acera después de que habían sido regañados por dibujar en las paredes, estaban demasiado encantados por el hecho de que tenían libre pensamiento artístico sobre la acera. Eh fotografiado decenas de sus creaciones desde mi ventana, tan hermosos que duraban hasta que se los llevaba la lluvia. Con forme iban creciendo, descubrieron más usos para la tiza: mensajes, el avión y más recientemente, elaborados juegos de rol que los llevan a hacer cosas como cárceles y fortalezas.

La tiza no es cara, mantiene a los niños fuera y, lo mejor de todo, no usa baterías. En mi libro eso es genial. En esta ocasión estoy abasteciéndolos con un nuevo conjunto de tiza, esta vez son colores neón. No puedo esperar a ver lo que hacen con eso. No soy una artista, pero mis niños sí que lo son. Por lo menos, puedo contribuir con un delicioso refrigerio, Súper Palomitas de Caramelo que no Fallan es un amigable platillo que satisface sus grandes apetitos de niño y alimenta su imaginación.

Súper Palomitas de Caramelo que no Fallan
Rinde: 2 ½

Ingredientes
·      3 cuartos de palomita de maíz reventado
·      1 taza de azúcar morena empaquetada
·      ½ taza de mantequilla (1 barra), cortado en cubitos
·      ¼ taza de jarabe de maíz
·      ½ cucharadita de sal
·      ½ cucharadita de bicarbonato de sodio

Preparación
1.    Coloque las palomitas de maíz en un tazón grande; remueva los granos sin reventar
2.    Rocíe una bandeja para hornear grande con aceite en aerosol; dejar de lado
3.    En una olla profunda grande, mezcle el azúcar morena, la mantequilla, el jarabe de maíz y la sal a fuego medio hasta que estén bien mezclados. Aumenta el fuego y llevar a ebullición.
4.    Retire la sartén del fuego y agregue el bicarbonato de sodio (la mezcla hará espuma). Revuelva las palomitas de maíz en la mezcla caliente rápidamente. Extienda sobre la bandeja para hornear preparada y deje enfriar

5.    Rompa en pedazos pequeños y sirva inmediatamente o almacénelos en un recipiente hermético.

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