Las mazorcas de
maíz palomero más antiguas fueron encontradas dentro de la Cueva de Murciélagos
en Nuevo México, Estados Unidos, un sitio conocido como hogar de cavernícolas
que practicaban una agricultura primitiva hace miles de años.
Entre 1948 y 1950, el
antropólogo Herbert Dick y el botánico Earle Smith, de la Universidad de
Harvard, descubrieron pequeñas mazorcas prehistóricas, algunas de las cuales no
habían reventado totalmente, las pruebas de carbono 14 determinaron que las
mazorcas tenían una antigüedad de 5,600 años.
Pero hay un fósil
mucho más antiguo, se trata de polen encontrado a 65 metros de profundidad en
la Ciudad de México, identificado por arqueólogos y botánicos como polen de
maíz, las pruebas determinaron su antigüedad en 80,000 años.
Al igual que otras
variedades de maíz, el palomero fue cultivado desde tiempos muy remotos en todo
el Continente Americano, proporcionando a sus habitantes un alimento delicioso
y nutritivo, que ha permanecido como favorito durante siglos.
En tumbas del este
de Perú, se descubrieron granos de maíz palomero y utensilios para cocinar
palomitas de maíz, que datan del año 300, de la misma época es una urna funeraria
zapoteca que representa a un dios agrícola, con símbolos del maíz palomero en
la decoración de su penacho.
En las ciudades
prehispánicas de México, dicho maíz se vendía a granel y se llamaba momochtli
en náhuatl, las palomitas se preparaban introduciendo los granos en ollas de
barro muy calientes, o bien, poniéndolos directamente sobre ceniza ardiente,
mas o menos el principio básico de la técnica de cocción que seguimos usando en
la actualidad.
En 1492, Cristóbal
Colón observó que los indios arahuacos y caribales de las Antillas comían
palomitas de maíz, las que también utilizaban para hacer sombreros y objetos
decorativos que vendían a los marineros españoles.
En 1519, Hernán
Cortés tuvo su primer encuentro con el maíz palomero. Además de considerarlo un
alimento importante, los aztecas lo utilizaban para hacer collares y penachos
ceremoniales, así como para adornar las imágenes de sus dioses.
El maíz palomero
era parte esencial de las ceremonias mexicas a principios del siglo XVI. El
misionero e investigador Fray Bernardino de Sahagún describió una danza de
adoración al maíz en la que varias jóvenes usaban guirnaldas de palomitas, por
su semejanza con el granizo, también eran ofrecidas a Tláloc, dios del agua, la
lluvia y la fertilidad.
Los incas de
Sudamérica llamaban al maíz palomero pisancalla, lo tostaban hasta que
reventaba y lo consumían como una golosina.
Alrededor del año
1612, los exploradores franceses de lo que hoy es Canadá documentaron que los
indios iroqueses hacían explotar maíz, utilizando arena ardiente en vasijas de
barro cocido, también preparaban una sopa y una especie de cerveza con maíz
palomero.
Se dice que algunas
tribus de indios norteamericanos creían que espíritus satisfechos y silenciosos
vivían dentro de cada grano de maíz palomero, si sus casas eran calentadas, los
espíritus se enojaban, agitando los granos; cuando el calor era insoportable,
salían violentamente de sus hogares, gruñendo y resoplando como un chorro de
vapor en el aire.
La tradición cuenta
que cuando los primeros colonos ingleses celebraron con la tribu wampanoag el
primer Día de Gracias en 1621, un indio llamado Quadequina llevó al banquete
una gran bolsa de piel de venado con palomitas de maíz.
Los pioneros
disfrutaron del obsequio y lo llamaron popped corn, que significa "maíz
reventado"; más tarde se abrevió a popcorn, los nativos americanos siempre
llevaban palomitas a las reuniones con los ingleses, como símbolo de buena
voluntad durante las negociaciones de paz.
Los primeros
colonos norteamericanos desayunaban palomitas de maíz, con azúcar y crema; se
puede decir que fue el primer cereal de desayuno, las familias sembraban maíz
palomero para su propio consumo o lo compraban a sus vecinos.
Hasta aquí hemos
visto que las riquísimas palomitas de maíz eran consumidas por nuestros
antepasados desde hace miles de años y cada día surgen nuevos sabores y formas
de consumirlas.
En el próximo blog
veremos el peregrinar de las palomitas del siglo XIX a la actualidad.
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