jueves, 18 de agosto de 2016

De una Cueva a las Salas de Cine - Parte 1



Las mazorcas de maíz palomero más antiguas fueron encontradas dentro de la Cueva de Murciélagos en Nuevo México, Estados Unidos, un sitio conocido como hogar de cavernícolas que practicaban una agricultura primitiva hace miles de años. 

Entre 1948 y 1950, el antropólogo Herbert Dick y el botánico Earle Smith, de la Universidad de Harvard, descubrieron pequeñas mazorcas prehistóricas, algunas de las cuales no habían reventado totalmente, las pruebas de carbono 14 determinaron que las mazorcas tenían una antigüedad de 5,600 años.
Pero hay un fósil mucho más antiguo, se trata de polen encontrado a 65 metros de profundidad en la Ciudad de México, identificado por arqueólogos y botánicos como polen de maíz, las pruebas determinaron su antigüedad en 80,000 años.
Al igual que otras variedades de maíz, el palomero fue cultivado desde tiempos muy remotos en todo el Continente Americano, proporcionando a sus habitantes un alimento delicioso y nutritivo, que ha permanecido como favorito durante siglos.
En tumbas del este de Perú, se descubrieron granos de maíz palomero y utensilios para cocinar palomitas de maíz, que datan del año 300, de la misma época es una urna funeraria zapoteca que representa a un dios agrícola, con símbolos del maíz palomero en la decoración de su penacho.
En las ciudades prehispánicas de México, dicho maíz se vendía a granel y se llamaba momochtli en náhuatl, las palomitas se preparaban introduciendo los granos en ollas de barro muy calientes, o bien, poniéndolos directamente sobre ceniza ardiente, mas o menos el principio básico de la técnica de cocción que seguimos usando en la actualidad.
En 1492, Cristóbal Colón observó que los indios arahuacos y caribales de las Antillas comían palomitas de maíz, las que también utilizaban para hacer sombreros y objetos decorativos que vendían a los marineros españoles.
En 1519, Hernán Cortés tuvo su primer encuentro con el maíz palomero. Además de considerarlo un alimento importante, los aztecas lo utilizaban para hacer collares y penachos ceremoniales, así como para adornar las imágenes de sus dioses.
El maíz palomero era parte esencial de las ceremonias mexicas a principios del siglo XVI. El misionero e investigador Fray Bernardino de Sahagún describió una danza de adoración al maíz en la que varias jóvenes usaban guirnaldas de palomitas, por su semejanza con el granizo, también eran ofrecidas a Tláloc, dios del agua, la lluvia y la fertilidad.
Los incas de Sudamérica llamaban al maíz palomero pisancalla, lo tostaban hasta que reventaba y lo consumían como una golosina.
Alrededor del año 1612, los exploradores franceses de lo que hoy es Canadá documentaron que los indios iroqueses hacían explotar maíz, utilizando arena ardiente en vasijas de barro cocido, también preparaban una sopa y una especie de cerveza con maíz palomero.
Se dice que algunas tribus de indios norteamericanos creían que espíritus satisfechos y silenciosos vivían dentro de cada grano de maíz palomero, si sus casas eran calentadas, los espíritus se enojaban, agitando los granos; cuando el calor era insoportable, salían violentamente de sus hogares, gruñendo y resoplando como un chorro de vapor en el aire.
La tradición cuenta que cuando los primeros colonos ingleses celebraron con la tribu wampanoag el primer Día de Gracias en 1621, un indio llamado Quadequina llevó al banquete una gran bolsa de piel de venado con palomitas de maíz.
Los pioneros disfrutaron del obsequio y lo llamaron popped corn, que significa "maíz reventado"; más tarde se abrevió a popcorn, los nativos americanos siempre llevaban palomitas a las reuniones con los ingleses, como símbolo de buena voluntad durante las negociaciones de paz.
Los primeros colonos norteamericanos desayunaban palomitas de maíz, con azúcar y crema; se puede decir que fue el primer cereal de desayuno, las familias sembraban maíz palomero para su propio consumo o lo compraban a sus vecinos.
Hasta aquí hemos visto que las riquísimas palomitas de maíz eran consumidas por nuestros antepasados desde hace miles de años y cada día surgen nuevos sabores y formas de consumirlas.
En el próximo blog veremos el peregrinar de las palomitas del siglo XIX a la actualidad.

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